La máquina de tortillas un invento mexicano
LA MAQUINA DE TORILLAS
Dentro
de la gastronomía mexicana, el maíz ha sido uno de los ingredientes
indispensables en la cotidianidad de la sociedad desde tiempos del periodo
prehispánico hasta nuestros días, y si hablamos del maíz no podemos dejar de lado
la producción de la tortilla a raíz de este cereal.
Como
principal antecedente de estas máquinas de tortillas se tiene la
conceptualización de las tortillas hechas a mano, dando una identidad entera a
todo el país, pues incluso hasta la fecha siguen destacando por su sabor, sin
embargo, actualmente es más sencillo encontrar tortillerías con la máquina de
tortillas avanzada y desarrollada
Popularmente
se señala que las máquinas de tortillas o tortilladoras fueron creadas a
inicios del siglo XX, pero en 1963 el veracruzano Fausto Celorio inventó y
patentó la tortilladora con un sistema de rodillos para troquelar y transportar
la tortilla, eliminando el petróleo como principal fuente de energía e
introduciendo el gas para más eficacia.
Pero
para que Fausto Celorio pudiera llegar a comercializar su propia marca de
máquinas de tortillas tuvieron que pasar más de cien años, pues en realidad
desde mediados del siglo XIX se presentaron ante la Oficina de Patentes de la
Secretaria de Fomento, diversos inventos e innovaciones para agilizar la
elaboración de las tortillas que se hacían antiguamente con las manos
Estas
patentes se resguardan dentro del Archivo General de la Nación en el fondo
Patentes y Marcas, donde resalta particularmente la solitud con el folio
PM:5-375, hecha el 29 de abril de 1859, por Julián González, quien por medio de
Antonio Salas solicitaba una patente por doce años como introductor en la
República de una máquina para pulverizar toda clase de granos y sustancias
minerales, y de otra para fabricar toda especie de masas pastosas o granos
mojados, alegando que ninguna de las dos máquinas eran conocidas en el país
para aplicarse a la fabricación del pan de maíz o tortillas.
Julián
González fue acreedor a que se le expidiera una patente por 12 años para su
máquina para hacer tortillas, a partir del 26 de julio de 1859. En 1865, pidió
una prórroga junto con una nueva patente por mejoras a sus máquinas, las cuales
no había podido presentar pues las circunstancias políticas en México lo
obligarían a exiliarse en España por dos años debido a sus orígenes de
nacimiento, hasta la llegada de Maximiliano de Habsburgo al poder.
La oficina de patentes analizó su caso, pues detectó que en otro expediente se argumentaban mejores ideas técnicas por parte de Genaro Vergara, situación que derivó en una evaluación adicional entre ambas ideas que atrasó la resolución de las dos. En un caso atípico el evaluador decidió que no se le otorgara la patente a Vergara y se le concediera la extensión de privilegio a González, pero dejó sin resolver su solicitud por mejoramiento de su máquina.
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